“No permitas que las crisis se apoderen de ti, comienza a ver las oportunidades y de seguro vas a VER LA GRACIA DE DIOS OBRANDO PARA BIEN”.
Este es un tema que he venido abordando estas ultimas semanas, gracias Dios, hoy, Bryan, mi hermano en Cristo, me envió esta reflexión, que muy bien termina por cerrar la idea acerca de nuestra actitud frente al día a día.
En estos tiempos, se
ha fijado, que la palabra más popular es “crisis”. Leemos la
prensa o vemos las noticias en televisión y nos encontramos con la crisis; estamos en el trabajo o en el hogar y lo que escuchamos es crisis, esto por
supuesto, hace que mucha gente cristiana y no cristiana se paralice y no
avance por temor a la crisis. ¿Eres tú, hermano, de esas personas que se han
detenido ante la crisis o eres de las que avanzan en búsqueda de lo
extraordinario?, te confieso que muchas veces me veo en esta situación.
La
vida es un asunto de actitud, y la actitud es un asunto de decisión, y yo elijo
que actitud voy a tomar ante las crisis, los problemas o situaciones que se me
puedan presentar, podemos optar por una actitud positiva o una actitud
negativa.
La
actitud positiva hace la diferencia porque busca solucionar problemas, no es
que deja los problemas así y no le importa, una persona con actitud positiva
busca siempre resolver, disfruta las circunstancias, ve más oportunidades y
vive la vida con entusiasmo. Una persona con actitud positiva tiene presente lo
siguiente:
1.
No eligió las circunstancias que le tocó vivir, pero si eligió cual actitud
manifestar.
2.
Se esfuerza por desarrollar una actitud positiva y no soltarla.
3.
Sus acciones están determinadas por su actitud.
4.
La actitud de su gente o entorno es un reflejo de la suya. “Dios decide por lo
que vamos a pasar. Nosotros decidimos como lo vamos a pasar”, esto lo elegimos nosotros, es nuestra responsabilidad y respuesta según de
que estamos hechos o tenemos en el corazón.
Es tu decisión como decidas pasar
el día de hoy, es tu decisión si decides confiar en Dios para todos los asuntos
de la vida. Si crees que tu futuro matrimonio tendrá solución o no tiene
solución es tu decisión. Si crees que puedes salir de esa deuda financiera o no
puedas salir es tu decisión, todo está en tus creencias y donde pones la confianza.
Los
límites los tenemos nosotros en nuestras mentes., quizás los prejuicios con los
que venimos antes de conocer a Cristo.
Hay
una historia en la biblia en el evangelio de Mateo 8:5-10,13, donde un
centurión romano se acerca a Jesús a pedir por sanidad para su sirviente que
sufría muchos dolores y no podía moverse. Jesús le dice que él ira a sanarle
pero el centurión le dice que no es digno de que El entre a su casa, que
solamente ordene la palabra y el enfermo sanará. Jesús se asombra y dice que ni
en Israel había conocido a alguien que confiará tanto como este extranjero y
más adelante Jesús le dice que como creíste así sucederá. Aquí podemos ver la
actitud del centurión, el pudo haber hecho varias cosas: pedir que Jesús fuera
a su casa, mandar a un soldado con el mensaje, buscar otro sirviente sin que le
importara los dolores del otro, sin embargo el busco soluciones y siendo
extranjero se acercó a Jesús, se esforzó en acercarse al maestro y eligió poner
toda su confianza en Dios al pedirle que ordenara, que dijera la palabra de
sanidad y el enfermo sanaría.
Jesús
puede elogiar esta actitud con asombro, se maravilla de la fe del extranjero y
le afirma que como creíste así va a suceder. Algunas preguntas que me gustaría
que nos hagamos en esta mañana: ¿Qué es lo que estás creyendo para tu vida?
¿Qué es lo que esperas que suceda, en tus relaciones, tus negocios, tus
finanzas o planes? ¿Eres capaz de asombrar al Maestro? ¿Cómo es tu actitud ante
la vida, aun cuando hay desaciertos? ¿Estás confiando en Dios para tus
problemas, necesidades, tentaciones? Mi actitud determinará mis acciones. Puedo
ser víctima o protagonista, puedo ser bendición o maldición, puedo ser esclavo
o libre, puedo confiar en Dios o no confiar es mi decisión.
Nehemías
2:20 Y en respuesta les dije: El Dios de los cielos, él nos prosperará, y
nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos, porque vosotros no tenéis
parte ni derecho ni memoria en Jerusalén.
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